Maestrantes:
Canelón Gisel.
Castellano Iván.
Castillo Noe.
González María.
Ramos Isvelia.
Rodríguez Liseth.
Torres Carla.
Torres Migdalia.
PROF. Anthonny Bracho.
Boconoito, Marzo 2015.
Eric Berne, psiquiatra y psicoanalista, radicado en San
Francisco, inicia sus publicaciones sobre el tema en 1957 cuando ya propone su
esquema de la personalidad (Padre, Adulto, Niño) y lo denomina Análisis
Estructural. El Análisis Transaccional
es no sólo una «Teoría» de la persona en relación sino una técnica de
tratamiento. Se diferencia del Psicoanálisis clásico tanto en los componentes
teóricos que maneja como en la actitud respecto al cambio en la conducta. A
Berne le importaba más curar que detenerse en el diagnóstico. Intenta perfilar
una teoría de la persona más operativa y que supere las limitaciones conocidas
de los tratamientos analíticos.
Al respecto dice Kértesz: «El análisis transaccional asigna la mayor
importancia a la segunda serie de factores (psicosociales, aprendizaje de
conductas en la infancia, mensajes parentales) pero al mismo tiempo respeta la
posibilidad de libertad, responsabilidad y cambios por parte del Adulto, si
éste toma la decisión de hacerlo, sin considerar al hombre como un títere de
sus instintos ni mantenerlo años acostado en un diván para explorar las
fantasías de su Niño. Berne acuñó la frase: Cúrese
primero, analícese después».
Y a la gente también le
importa cambiar y comprobar que puede modificar sus conductas negativas mucho
más que conocer las causas sin que por ello pase nada, o gastar el tiempo
buscando explicaciones. La gente quiere estar bien ahora. El análisis transaccional traduce a un
esquema conceptual simple y práctico ideas (que guardan cierta similitud pero
también cierta distancia) consagradas por el psicoanálisis clásico.
Berne, en el Análisis estructural -que es el primero
y más difundido de los instrumentos o modos para entender y cambiar la
conducta- sostiene que la estructura del Yo incluye tres estados (Padre,
Adulto, Niño) y que uno actúa desde uno de ellos. Uno actúa con su Padre cuando
su conducta es caracterizable como dominante, protectora, enseñante, normativa;
con su Adulto cuando analiza, informa, calcula posibilidades y elige cursos de
acción, y con el Niño cuando predominan las emociones y las necesidades
biológicas. Esta tripartición no es un invento teórico, sostiene Berne, sino
que es algo comprobable empíricamente, es verificable y repetible.
Todos -y el educador no
es una excepción- nos disponemos a actuar desde uno de esos estados del yo,
pero esos estados tienen notas positivas y negativas, por lo que con nuestra
conducta negativa o positiva, desde tales estados, estamos invitando al otro a
determinado sistema de respuesta. Un Padre perseguidor está fomentando un Niño
rebelde, un Padre nutritivo invitará a responder con un Niño libre y creador.
El educador, en cada
momento de su actuación, según actúe desde las diversas modalidades de su P, A,
N., estimulará diferentes respuestas en sus alumnos y -lo que es más
importante- obtendrá o hará surgir experiencias humanas de relación de
diferentes calidad. Un educador que integra sanamente sus tres estados y
transita de uno a otro en busca de los objetivos de la relación pedagógica, es
decir, que con un Padre protector cubre el miedo al fracaso, la frustración o
el riesgo, o el reconocimiento del alumno de su ignorancia, que con un Adulto
sano suministra información sensata y realmente manejable, y que con un Niño no
reprimido estimula la transferencia de lo aprendido a otros campos (el momento
de la aplicación), resulta un educador ideal.
Podemos formular, con
términos equivalentes de análisis transaccional el tipo de educador modelo. El
educador que protege la indefensión del que no sabe, lo saca de ella mediante
información que permita resolver problemas efectivamente y libera las
capacidades que le permiten aplicarla a nuevas experiencias. Pero al mismo
tiempo, como lo que se aprende es el medio («el medio es el mensaje») lo
importante es que el educador al actuar así desarrolla en sus propios alumnos
un Padre protector positivo, un Adulto sano y un Niño creador.
FOTOGRAFIAS DEL STAND
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